COSAS DE LETRAS Y TIPOS DE LETRAS
“Sobre el alfabeto latino y la epigrafía…desde sus orígenes
hasta la influencia de ciertos recursos en el diseño actual”
[Este resumen lo haría por 2004, motivado por la asignatura Latín y Cultura clásica de Humanidades
(de un plan ya extinguido), se expuso públicamente y se dejó en copistería al
alcance de todo el mundo. Recomiendo el libro Historia de la escritura, o
Historia de las letras (de bolsillo) en los que se puede profundizar sobre el
tema.]
INTRODUCCIÓN
(alef), solo que
precisamente hoy día el mecanismo para asociar letra a palabra es el mismo
(a-araña, e-elefante…), pero en la traducción al español, y en la forma actual
del tipo, ni se conoce la cabeza del toro, ni se sabe que hay motivos para que
suene como la /a/ porque se desconoce que a viene de a-lef, o cosas por el
estilo]. Por lo cual, no podemos negar que la asociación como recurso serializa
desde antaño los signos fonéticos y el alfabeto griego, cuyas letras
consonantes venían del fenicio, y otras de estos, de más atrás. Los griegos
toman las consonantes fenicias, añaden las vocales y hacen univocidad de los
signos, pasándose de un sistema silábico a uno prácticamente de letra=sonido,
con la respectiva integración que hoy conocemos de vocales y consonantes en un
mismo código de signos. Los cambios que los griegos dieron a los signos
fenicios fueron pocos, pero sintomáticos, añadiendo, quitando, adaptando las
formas y los trazos y rotando algunos de ellos, pero en el fondo incluso
después de 3000 años son reconocibles. [Digamos que la inserción de las vocales
a pocas vocales que se incluyan implica hacer signos nuevos, o readaptar
ciertas consonantes si al introducir signos vocálicos preexistentes unas cosas
(dibujos para las vocales) se parecen a las otras (dibujos para las
consonantes]. La práctica totalidad de nuestras letras estaba presente en las
posibilidades de los trazos simples, de la geometría y de la síntesis de
objetos materiales que difícilmente, en distintos idiomas y dialectos podrían
referir una misma realidad abstracta[1] como es el nombre de las cosas.
Por casualidad o no, gran parte de los silabarios fenicios
se deben a los silabarios cretenses de más de 72 signos silábicos, que por otra
parte, conviven en fechas con algunas dataciones de la epigrafía hacia el
alfabeto fenicio originario. Puesto que también había comunicación de las
formas iniciales de los pictogramas básicos de muchas entidades sonoras
egipcias, se puede decir que la fortaleza del material visual del que está
hecha la letra que viaja, iguala o supera la dureza y resistencia de muchas
piedras[2].
El éxito del conjunto de signos
fenicio tiene su explicación al deberse al objeto del sonido en el reducto de
la fonación a palabras y sílabas
fundamentalmente sin valorar otras entidades que provocaban un extenso plantel
de signos para representar las distintas acciones, las combinaciones
silábicas,… sin concretar en muchos casos un significado único.
Las cuentas salen solas pensando
25 fonemas (para redondear). Si hay 5 vocales, hay 20 consonantes, y un
silabario de 20x5 = 100 signos, contiene muchas sílabas de las que se pueden
articular dentro de un lenguaje, claro que no las más sofisticadas: con
trí-gra-fos, com-pues-tas…, por e-jem-plo. Añadir todas las entradas de los
dígrafos consonánticos que forman sílabas es una tarea que eleva la necesidad
de los signos muy arriba según sean las combinaciones aptas de un lenguaje.
Luego, añádanse diptongos a los que corresponder con distintos diseños nuevos
de signos, el mecanismo del silabario pasa de ser fácil de aprender a
tormentoso.
Cuando Grecia adopta el alfabeto
fenicio lo que hace es que adopta esta síntesis consonántica del sonido, su
significado fonético, haciéndose una reducción muy parecida del material
sonoro, pero añadiendo un signo-función para cada vocal infiriendo así una
fórmula capaz de dibujar las palabras con muy pocos signos. Incluyendo el
componente fónico que los fenicios rellenaban mentalmente al reconocer en la
escritura las contracciones consonánticas de su léxico más común, se consigue
hacer explícita la correspondencia global entre letras y palabras. Por decirlo
de otro modo, los griegos cambian el SMS por un sistema más seguro, el
"eseemeese", como dice el chiste, para no confundir SMS con Sus
Majestades…
Digamos que el paso de hacer de
un alfabeto de signos el soporte de la escritura de varias lenguas es una forma
de consecución del primer alfabeto fonético de la historia. Hasta aquí las
lenguas habían derivado por la distinción de las palabras en los distintos
idiomas y dialectos, de forma que los primeros signos, icónicos o no, caso de
serlo, dibujaban cosas de la realidad asociada al sonido de una lengua. Pero
después, con el tiempo, los signos simplificados acabaron adoptando ese
carácter reconocible autónomo para formar grupos de sentido, a la par, grupos
de sonidos delos que extirpar el uso silábico primeramente y por último el
específico a cada letra. En resumen, primero parece ser que se pintaban cosas,
y después las letras pintaban sonidos. Es decir, la abstracción de un dibujo
asociada a un sonido crea el juego del signo mínimo del lenguaje: su
autorreferencia.
/A/ = “a” y [a]
Del griego al fenicio con el uso de casi un mismo alfabeto
el único cambio es el lenguaje, pero la escritura, en concreto su dirección,
acaba rompiendo con la imagen prestada de las letras y las palabras.
Hay que observar que en épocas arcaicas lo que produce el
bustrofedón (escribir en dos direcciones) es que la misma letra, si no es
simétrica tiene dos aspectos: ϵvs ϶, circunstancia que en el siglo V fue
harto útil para el desarrollo de la escritura musical vocal-instrumental basada
¿por cuartas? en el giro de los signos. Si me permiten la observación, ya que
sé más de música que de epigrafía griega, la poca música griega que se conserva
de los griegos parece conservar mejor los rasgos del alfabeto arcaico que los
escritos de la época, donde se ve que el griego escrito es el griego. Luego, es
evidente que en las necesidades de los músicos se pasó por varias etapas según
estilos, de lo que cuentan los eruditos que hubo una etapa de pocos signos con
muchas funciones, a otra con muchos signos, demasiados quizás, en el intento de
hacer unívoca una altura (o digitación) y un signo(significante).
Por supuesto, las letras de la literatura griega tienen en un
principio los mismos caracteres que los fenicios, pero el cambio de dirección
cuando se “occidentalizan” tipifica en la escritura unas diferencias sensibles
entre el original y la copia con la resistencia pasiva de aquellas letras
simétricas que venían a coincidir con el bustrofedón[3] y las
escrituras unidireccionales, cualquiera que fuera. Por ejemplo, hoy pasará con
la eme…:
àM = ßM
…con algunos trazos de más. La asimetría aún se refleja en la minúscula, que al igual que la nuestra parece mirar hacia un lado: m, µ (y u diseño simétrico a veces no lo es 100% por el grosor de algunos de algunos trazos: M ). Claro que la letra µ que se usa como “micra” hoy día, omicrón, no solo se ha curvado, o parece estar de lado, sino que se deposita en la parte baja de la línea de escritura, dejando caer su pata hacia abajo, al igual que j, p, q… y otras letras. Hay que observar que la evolución de las letras en cuanto a su diseño es solo un apartado de su evolución, pues también hay que considerar la escisión de las mayúsculas en mayúsculas y minúsculas (que no es solo una cuestión de tamaño), y el posicionamiento de los tipos según épocas por cuestiones estéticas, ortográficas, o llegada a la imprenta, para regularizarlas al máximo.
Lo primero a tener en cuenta no es la
duplicación de las letras es dobles signos asociados a un fonema, cosa que se
va a producir en la Edad Media, aunque hay muchas letras mayúsculas en juego
dentro de distintos estilos en los que podemos considerar que cada letra tiene
muchas formas. Me refiero pues a que la entrada de mayúsculas y minúsculas
garantiza que un fonema tiene dos escrituras ortográficas, y esto acarrea dos
estímulos visuales distintos:
/a/ = “A” y/o “a”.
En
cualquier tipografía.
Pero como digo, antes que esto la
mayoría de los símbolos ya se podían ver en varias posiciones, como C y Ɔ. El
tema estriba es que tal vez sí se advierta distinción en la letra que parece el
cuarto creciente y el menguante leyendo o escribiendo en una sola dirección,
pero escribiendo en ambas direcciones es evidente que podemos considerar a la
ce y a la ce en espejo una misma
cosa. Añadir debo que la “ce” es una letra que viene con los romanos, su arco
de medio punto para todo, y también para estetizar la arquitectura de las
letras.
Si admitimos que el sentido de
dirección en la escritura latina vs el sentido de la escritura fenicia también
es una deuda de la colonización o influencia griega, entonces podemos trazar
esa barrera psicológica por la cual existen dos puntos de vista totalmente
enfrentados para las letras, de lectura y escritura: el que va de derecha a
izquierda y el que va de izquierda a derechas. Si las letras no evolucionaran
nada con la práctica siempre se quedaría como estaban y el sentido de la
escritura no les debería afectar para nada hacia su forma, pues ya tienen forma
y es lo que hay que imitar, insisto; sin embargo, es obvio que el ataque de
las letras por la plumilla, la ligadura o el rastro final o coletilla de
algunas letras se ha implantado en los caracteres de muchas letras, ya
mayúsculas o minúsculas, y, si los tipos no son muy clásicos, se observa a la
percepción con ciertas tipografías.
Música
maestro!
Música maestro!
Música maestro!
Por
supuesto que todos sabemos que hay trazos de las letras que no son del tipo,
sino ornamentales o fruto de escribir ligado, esto es, sin levantar la pluma o
boli de la superficie de escritura, algo a lo que nos obligaban en la escuela.
El estilo caligráfico aporta así un tipo de letras no infantiles, pero sí
tradicionales que aportan una imagen muy diferente a la que concede la Arial,
Times, Verdana, Garamond,… Ahora bien, esto quiere decir que algunas letras
minúsculas o mayúsculas vuelven a tener duplicación de formas.
Por
ejemplo, la letra a caligráfica y la letra a de esta
tipografíaàdistinta forma.
E
incluso, caracteres simétricos en tipografías a palo seco se orientan y
orientalizan:
A M
Pueden
encontrar información específica de este tipo de transformaciones de estilo en
un libro dedicado a la caligrafía. También si se compran una plumilla pueden
tener un montón de deducciones del propio modus operandi de la escritura, pues
no hay mejor fuente que los materiales y la experiencia con los mismos.
Por
ejemplo, hay que relacionar el estilo de la plumilla con sus soportes y con el
tipo de cáñamo utilizado. Situación que explica en paralelo la evolución del
sistema cuadrado de los monasterios para la escritura. Más los monjes no
estaban obligados a escribir recto, es más bien una cuestión dogmática y
estética lo que obliga a que la plumilla se utilice al servicio de ciertas
formas geométricas con la misma destreza y /rectitud/ que cuando se hace al
libre albedrío. Pero antes de ir al medievo vayamos a los romanos, que todavía
no se habían caído cuando acogieron el alfabeto.
Como
es de Perogrullo, también le debemos a Roma oficiar una continuidad de lo
clásico, recogiendo y respetando el sentido de la escritura griega como un
modelo a imitar (al que mirar). Dado que la historia de los romanos acaba en
Imperio, la repercusión de la implantación del idioma latín va ligada a la
difusión por el mediterráneo del alfabeto griego, ya adaptado al latín en lo
que es el abecedario, pues lo de los griegos era un alfabetagamario. De forma
que, al pasar por distintos filtros, las huellas de unos y otros pueblos en las
letras podrían ser visibles. Podríamos decir a respecto de la orientación que las letras están
polarizadas formalmente más al estilo griego que el fenicio, y por ello es
difícil ver similitudes de otros alfabetos que partieron del mismo y derivaron
por otros caminos (de derecha a izquierda) desde la misma fuente inicial.
Luego, también hay que ver que el estilo que se asocia a las letras griegas, no
las actuales, deriva de la escritura por trazos rígidos, como a punta de
navaja, o como ya he dicho, escribiendo en el suelo con un palo. Los tipos de
los romanos no son muy diferentes, pero añaden algo que poco a poco se va a
convertir en parte constante de las letras: los remates. Remates que se
aprecian en las inscripciones de los grandes monumentos o mausoleos y que no
son los renacentistas (Garamond es del renacimiento), pero que ya añaden a las
letras una magnificencia logotípica sin precedencia.
A
respecto de la dirección el bustrofedón explica además la orientación de otras
letras como la D, la F y la L, que acaban desmarcándose de los prototipos
arcaicos, que eran simétricos o estaban en otra dirección.
Una
letra puede sugerir, imitar o sustituir a un objeto cotidiano, pero también se
usa lo contrario con profusión, sustituir una letra por un icono, siendo las oes muy recurrentes por la gran cantidad
de cosas que hay redonditas para ello. Pero las oes recuerdan una sola cosa y
las letras asimétricas varias, luego son muy productivas.
A
día de hoy la inversión de las letras sigue siendo un recurso en boga que sirve
como reclamo en el diseño, en la publicidad…, pero que esto es históricamente
más normal de lo que parece. Empezábamos con el Alef, y tenemos en cartelera a
la película Tor(A)pia,
de Karra Errejalde, con Javier Gurruchaga.
(2004)
Habría
que preguntarle al diseñador si se le ocurrió voltear la letra A porque vio la
cabeza en la letra, o porque sabía que originalmente era así: si lo intuyó o lo
conocía. También sucede que como diseñador, dada una palabra hay que observar las
letras que vienen con ella, y está claro que la repetición de la A invita a
hacer cosas, aunque el giro rompe el ritmo que se produce por repetición de
figuras dentro de la propia palabra.
El
caso es que, la A boca abajo es la ∀ boca debajo de toro original, pues en A patas
abajo está el morro hacia arriba. En todo caso, es difícil ver el símbolo A
invertido, hoy usado como operador matemático /para todo.../ en los alfabetos antiguos. ¿Por
qué? Pues porque los fenicios la hacían más bien de lado, y los egipcios no la
esquematizaron tanto como fenicios y griegos, quienes quitaron trazos,
rectificaron las formas originales e hicieron de una cabeza en principio
ovalada una especie de triángulo.
Otro
ejemplo de diseño menos actual (cronológicamente, no hablo de nivel ni de modas: Retevisión desapareció en el 2002) que invertía
letras era Ret(e)visión,
marca desaparecida. En él aparece la ‘e’ como si la practicáramos en
bustrofedón.
Casi
siempre se pretende con esto hacer un juego de relaciones entre letras
repetidas, pero no siempre es por esto, a veces con una sola basta por hacer un
logo original con una tipografía más bien convencional, consiguiendo algo
imprevisible, exótico cuando se usa poco, y original si no se convierte en
moda. Luego, si la letra final se vuelve el efecto que se consigue siempre es
de simetría. A mayores, podemos decir que según con qué letras juguemos el
vocablo final parece más cerrado o abierto:
Con
más años de solera tenemos el logotipo del grupo Revolve(R)…
El
sentido llano de la palabra revólver es el del arma, y en condiciones normales
se acentúa, pues se pronuncia como revólver. El problema es que dada la
ambigüedad o las modas de los acentos en las mayúsculas, el logo se abre
semánticamente a otras cosas. Lo más ético es pensar lo justo, que hay una
palabra con un significado al que se le ha dado un toque de diseño para crear
simetría. Pero después no es fácil detenerse ahí ya que prácticamente es un
diseño palíndromo, pues la E también está direccionada hacia atrás, muchas
letras son simétricas y aunque se lee revlover, en el fondo es lo mismo. Luego,
si vemos otra cosa incluso podemos sacar matices, ya sea el préstamo de –lover,
o lo que conduce a ir y volver, re-volviendo con el sentido de revólver. En
definitiva, revolver al volver de verdad se lee revuelto, pues jugando a volver
de nuevo sale lover, aunque lo que se pretenda es hablar del revólver (el tipo
de pistola vaquera…) nada más. Luego, la estética country o casi a pantalones
vaqueros prima en el logo, algo se habla de la música rock a la americana del
grupo y quizás, si no es puramente estético el volteo de las letras finales,
decir encubierto lo de retornar puede tener su sentido añadido, pues hay que
tener en cuenta que el líder de este grupo ya tuvo al menos antes otra banda, y
Revólver es con la que se relanzó.
No
pretendía con estos ejemplos hacer de un logo un crucigrama o un jeroglífico,
pero hacer un logo no es escribir una palabra, pues lleva horas y hay que tomar
decisiones por los resultados: los visuales, los tipográficos, los jerárquicos,
los cromáticos, los que son semánticamente importantes y los que no, tener
cuidado porque los que no deban parecer semánticos no destaquen, y no hacer
explícito aquello que queramos que tenga cierto misterio al mismo tiempo.
Moraleja:
No hagas la segunda parte de instinto básico si no quieres que se descubra
quién fue la asesina de la primera parte. A propósito de letras: las letras
tienen muchas formas, y las formas tienen varias orientaciones, de las cuales a
veces se usan algunas buscando un valor icónico que resulte útil a un logo,
cartel, o juego visual determinado. En ocasiones hacemos experimentos, en otras
nada que no se halla hecho ya a lo largo de la historia. El lenguaje de la
publicidad dado que es sincrético utiliza recursos de varias fuentes, y es rico
para el análisis de muchas estrategias de comunicación a partir del juego con
la tipografía pura.
Recordamos
en el siguiente cuadro la evolución de las primeras letras del alfabeto, sin la
C ni la F (digamma, procedencia hebrea... consultar especialistas).
Resumiendo: Antes de este uso fonético de las
letras, las “imágenes” escritas se dirigían a esquematizar acciones de un modo
más general y simbólico. El símbolo del Sol podría ser no solo el astro, sino
la vida, el día, fecundidad…, lo cual supone la superación de un grado de
abstracción directo entre la cosa representada y el significado. La existencia
clara y reconocible de las palabras y la necesidad de articular la mensajería
puso en juego la escritura jeroglífica que no dejaba de ser ambigua. Si “edad” fuera
un árbol, Sol-edad podría referir la soledad. Veamos que este juego de palabras
aún tiene eco en el diseño y la publicidad.
Sin embargo, hay que descifrar un Sol+árbol,
nos puede llevar a entender algo relacionado con la función clorofílica. Es
evidente que no es lo mismo un jeroglífico (pasatiempos hoy) en castellano que
en francés, pues se basa claramente en juegos de palabras e imágenes basados en
la sonoridad del idioma.
De tal forma, en la evolución de la escritura
la porción de ambigüedad al decodificar el lenguaje se va reduciendo.
Progresivamente la función fonética de los símbolos no desaparece, pero va
disminuyendo de nivel lingüístico: de palabras compuestas a sílabas asociadas,
y después a fonemas.
El alfabeto romano es un alfabeto evolucionado
del griego y del fenicio, que consiste en asociar un fonema a cada signo,
existiendo unas normas particulares en cada época y zona para las mismas
letras. Sin embargo, gracias a la unidad del Imperio romano y su extensión, en
la práctica totalidad de Europa y Asia occidental compartimos unas mismas
grafías y su asignación sonora. Si a Grecia le debiéramos poner de moda un
determinado modo de escribir la palabra, la oración, cierta gramática, formas
poéticas, narrativas, discursivas,… a Roma le deberíamos que, a pesar de ser
diferente lengua, gramática (declinaciones…) podamos aún compartir en la
máquina de escribir unos mismos tipos básicos de signos dentro de las mismas
teclas. Esto hace que el teclado de nuestros ordenadores sea más internacional que
si no hubiéramos pasado por estas etapas de unificación y cooperación cultural.
[Nuestra suerte es la globalización desde
nuestras premisas. Nuestras carencias, cada vez más, el saber menos del resto.
Por una parte esto da comodidad a quien impone el criterio, pero también cada
vez que nos creemos que sabemos más que el resto y obligamos a los otros a
saber de lo nuestro, nos quedamos a la larga por debajo. Esto se aprecia
también en la historia de los países colonizadores y los colonizados. Los
colonizados hablan su dialecto particular y el del imperio, los del imperio se
molestan en coger a un nativo que hable su idioma para que les diga lo que los
otros dicen, y en esas estamos. Quizás ciertas fórmulas se imponen por la falta
de flexibilidad de quien no la tiene. Luego de la internacionalidad del globo, desde
el siglo XIX, pero sobre todo desde mediados de los 50 del siglo XX nos hemos
visto obligados a galopar internacionalmente a lomos del inglés, a pesar de que
el castellano y el chino son los idiomas más hablados en el mundo, en términos
de hablantes, no de países.
Quizás la parte de aprender otro idioma no es
la más difícil aquella que empieza por aprenderse los signos que equivalen a
sonidos, pues esto sería simplemente cambiar de estética. No todos los idiomas
con idéntico alfabeto funcionan igual, ni todos los que tienen otro alfabeto
funcionan igual que en lenguas basadas en la estructura verbal y la
codificación de fonemas a partir de signos. Sobreviven cientos de lenguas cada
uno con su forma de codificar el sentido del lenguaje y repartir con los signos
las funciones que se reparten.
Con esto, a día de hoy uno se debate si
aprovechar el alfabeto común y aprender idiomas (francés, alemán, inglés,
español, italiano, ruso…); o aprovechar que todos tenemos fonemas casi comunes
y aprender “otros” idiomas (ruso cirílico, hindú, chino, árabe…) aunque el
primer sacrificio pase por reconocer unas grafías que no se parecen a las
nuestras.
El
tema es que no es tan difícil al menos curiosear en la máquina de escribir
digital, pues es tan fácil como acceder a la esquina de nuestro Word o al menú
desplegable de muchas opciones de los distintos softwares.
En
todo caso, no pienso que el futuro de la comunicación sea que se imponga un
idioma como si fuera el esperanto o que tengamos que saber siete idiomas, pues
entre otras cosas hay que vivir en el presente.
En
este presente hay que pensar qué cosas son capaces de comunicar por encima de
las barreras del lenguaje, y las artes tienen mucho que decir: la música, la
pintura, el cine, la fotografía, la danza,… y a veces, pocas palabras mejor que
muchas. Es por eso que este párrafo es el último que le dedico a esta parte introductoria].
[1] Es obvio
que para los lingüísticas las palabras no pertenecen a una realidad tan abstracta,
sino a la realidad de las palabras. Pero bueno, también los matemáticos hablan
de las matemáticas en sentido abstracto, y existen los pitagóricos que se creen
que todo es número. El problema es encontrar un uno o una eme con ese sentido y
forma dentro de la realidad. Me refiero simplemente por esto a que las palabras
de cualquier idioma no están en la naturaleza, sino en el artificio de las
lenguas. Digamos que es innato hablar, es igual que puede ser la comunicación,
eso no impide hablar de que las palabras son abstracciones, ya sonoras ya
gráficas, fruto de una coincidencia de signos dentro de un sistema arbitrado,
codificado, compartido y legitimado para transmitir significado y crear
comunicación.
[2] También se habla de que las lenguas
son lenguas vivas y sufren variaciones, pero hay signos que sin ser la cultura
escrita aguantaron de forma muy conservadora las formas de la escritura y
también los fonemas asociados a los mismos. Luego, tampoco es de extrañar que
haya letras que hayan cambiado de funciones sonoras en los distintos idiomas
europeos, se hayan adaptado a determinadas estéticas o se hayan sofisticado
(como al pasar del latino al cirílico para añadir los fonemas eslavos).
[3]
Escritura sin salto de línea, es decir en zig-zag. El nombre viene de la forma
de labrar con buey de ara.
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